A día de hoy vivimos en una
sociedad que no se entiende sin la existencia ni utilización de las nuevas
tecnologías, en las que Internet es la prima donna. Escribiendo desde un blog
resultaría inútil negar la evidencia, como igual de innegable son las facilidades que los avances en
electrónica y tecnología dan a nuestra vida cuotidiana. Sin embargo, en la otra
cara de la moneda encontramos esa misma facilidad para llevar a cabo conductas
desviadas y dentro de éstas, para los delitos. Es interesante ver dicha sinergia
en uno de los ámbitos delictivos que más ha proliferado en los últimos tiempos:
los agresores sexuales infantiles.

Internet a ayudado a la evolución
del perfil pederástico debido a que abre el campo de actuación, da la facilidad
de acceso a material moralmente inaceptable, y eso crea que las barreras
mentales sean más vulnerables y sencillas de saltar. Como resultado obtenemos
una heterogeneidad del perfil de pedófilo, así como un aumento y
diversificación de las prácticas ya que los instrumentos necesarios para
perpetrar tales delitos como puede ser un móvil, una cámara de fotos, conexión
a la red… son ya a día de hoy por todos accesibles. Tampoco hemos de olvidar
que el terreno de la informática requiere de una técnica y conocimientos
especializados, ello también es clave a la hora de adivinar el perfil actual,
el dominio de técnicas de encriptación, rastreo... es habitual entre los nuevos
pedófilos y pederastas.
Una de las prácticas de nueva
creación que ha traído la tecnología es el llamado grooming. El acto que lleva a cabo un adulto para establecer un
vínculo afectivo con menores vía Internet, para después extorsionarlos con la finalidad de obtener una
satisfacción sexual ya sea con imágenes eróticas o pornográficas del menor, o
incluso como preparación para un encuentro sexual. El código penal recoge este
delito desde la reforma de diciembre del 2010. Sin embargo también han
proliferado otras prácticas que quedan en el límite de lo ilegal, aunque no sin
que haya controversia al respecto sobre si perseguirlo o no. Ejemplo claro de
esto último es el llamado Hentai (cómics
pornográficos) donde encontramos tipologías tan evidentes como el Lolicon, en la que se presentan
relaciones sexuales con preadolescentes o niñas prepúberes con varones que
doblan y triplican su edad, o el Toddlercon,
donde los niños representados suelen ser menores a los 6 años. O la
modificación de fotografías de carácter comercial e inofensivo en pura apología
de la pederastia, así como webs pertenecientes a asociaciones legales y
visibles en la que su lema es “la propagación del amor a los niños” como es el
caso de los boylovers.
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Ejemplo casto de Toddlercon |

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